La dismorfia corporal también puede recibir el nombre de Trastorno Dismórfico Corporal (TDC). Es una distorsión de la imagen corporal y provoca conductas muy excesivas y repetitivas. Aunque suele ligarse a los Trastornos de Conducta Alimentaria, es diferente. Básicamente, podríamos definirlo como la ansiedad por un defecto físico imaginado o muy pequeño, que se percibe por la persona que lo padece de forma exacerbada y exagerada. Así, el TDC provoca que una persona se preocupe de forma muy excesiva por un defecto de su físico, que incluso puede no existir o ser muy leve, queriendo modificarlo u ocultarlo constantemente.
¿Qué diferencias tiene el TDC con respecto los TCA?
Las personas con TDC pueden tener otros trastornos distintos. Ambos tipos de trastorno tienen como similitud la preocupación por la imagen corporal de la persona, pero guardan ciertas diferencias:
En un TCA, la persona puede preocuparse por su peso y por su forma corporal.
En el TDC, la ansiedad se vive hacia una parte específica del cuerpo.
¿Qué preocupaciones existen en el TDC?
Imperfecciones de la piel
Cabello
Preocupación por considerar que tiene vientre hinchado
Preocupación por los brazos
Pensar que se tiene poco o demasiado pecho
Rasgos faciales
Así pues, por ejemplo, una persona que no puede dejar de mirar su cuerpo sin parar, incluso en cada escaparate al andar por la calle, viéndose mucho más grande de lo que realmente es, y a consecuencia, lleva ropa cada vez más holgada porque no quiere ver su cuerpo, puede padecer TDC en vez de un TCA. Otro ejemplo sería el caso en que la persona pueda ver sus brazos exageradamente grandes, y además de mirarlos constantemente, esto lo soluciona tapándose los brazos con chaquetas, incluso haciendo 40º en la calle.
Causas del TDC
Teoría de problemas con neurotransmisores (NT) cerebrales: una de las causas que se barajan es biológica u orgánica, pensando que puede haber un problema con la transmisión de los NT en el cerebro.
Eventos traumáticos o conflicto emocional en la infancia: violencia de género, abuso infantil, infidelidades... Los traumas pueden exacerbar determinados miedos o pensamientos que provocan esta distorsión.
Baja autoestima: cuando no somos capaces de querernos a nosotros mismos, la dismorfia corporal puede ser todavía más alta.
Padres u otros criticaron la apariencia de la persona.
Ideal social de belleza actual: a día de hoy, los ideales sociales son muy concretos y versan sobre un cuerpo totalmente delgado. Esto, provoca que aquellas personas que, aun siendo delgadas, no tengan el cuerpo socialmente mostrado, vean su cuerpo mucho más grande o distorsionado.
Síntomas o señales del TDC
Preocupación por uno o más defectos de apariencia física que los demás no ven o que son muy leves.
Comportamientos repetitivos en los que ocupan mucho tiempo (mirarse en el espejo, ocultarlo...)
Pedir constantemente que le digan que ese defecto no existe.
Sentirse cohibido por ese defecto o con ansiedad.
Consultar con profesionales sobre ese defecto un montón de veces.
¿Cómo se puede tratar el TDC?
Psicoterapia individual: es una parte esencial en el tratamiento de la dismorfia corporal, ya que ayuda a modificar las percepciones que uno tiene sobre su propio cuerpo.
Medicamentos.
Terapia grupal o familiar: poder cambiar las dinámicas relacionales y comunicacionales ayuda a poder cambiar las percepciones de uno mismo. Tratar todo de forma integral es lo más adecuado para todos estos casos.
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